Enfermedades cardiovasculares

Se entienden como enfermedad cardiovascular un grupo de dolencias que afectan al corazón y los vasos sanguíneos y pueden causar problemas graves de salud  como ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y muerte prematura.

Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo.

De hecho, el término engloba a varias enfermedades que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos. Algunas de las más comunes son:

  1. Enfermedad coronaria, que se produce cuando las arterias que irrigan el corazón se estrechan o se obstruyen por la acumulación de placas de grasa en sus paredes. Esto puede provocar angina de pecho, infarto de miocardio o muerte súbita.
  2. Enfermedad cerebro vascular, que se produce cuando las arterias que irrigan el cerebro se estrechan o se obstruyen por la acumulación de placas de grasa en sus paredes. Esto puede provocar accidente cerebro vascular isquémico, hemorrágico o transitorio.
  3. Enfermedad arterial periférica, que se produce cuando las arterias que irrigan las extremidades se estrechan o se obstruyen por la acumulación de placas de grasa en sus paredes. Esto puede provocar claudicación intermitente, úlceras o gangrena.
  4. Insuficiencia cardíaca, que se produce cuando el corazón no es capaz de bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del organismo. Esto puede provocar fatiga, disnea, edemas o arritmias.
  5. Arritmias, que se producen cuando el ritmo cardíaco es irregular, demasiado rápido o demasiado lento. Esto puede provocar palpitaciones, mareos, síncope o paro cardíaco.

Causas y factores de riesgo

Las causas más comunes de la enfermedad cardiovascular son la aterosclerosis y la hipertensión arterial.

La aterosclerosis es el endurecimiento y estrechamiento de las arterias debido a la acumulación de grasa y colesterol en las paredes de los vasos sanguíneos que dificulta el flujo de sangre y oxígeno al corazón y al cerebro y puede provocar un infarto de miocardio (daño al músculo cardíaco) o un accidente cerebro vascular (daño al tejido cerebral). Por otra parte, la hipertensión arterial es la presión excesiva de la sangre sobre las paredes de las arterias, lo cual puede dañar el corazón y otros órganos.

Existen varios factores que pueden aumentar el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, como el tabaquismo, la diabetes, la obesidad, el sedentarismo, el estrés, el consumo excesivo de alcohol, los antecedentes familiares y algunas infecciones. 

Algunas de ellas se pueden prevenir o controlar con cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, hacer ejercicio regularmente, llevar una dieta saludable, reducir el estrés y limitar el consumo de alcohol, pero otras como medicamentos para reducir el colesterol, la presión arterial o la glucosa en sangre pueden requerir tratamiento médico.

Síntomas diagnóstico y tratamiento

Los síntomas de la enfermedad cardiovascular pueden variar según el tipo y la gravedad de la afección. Algunos síntomas comunes son el dolor o la opresión en el pecho, la falta de aire, el cansancio, las palpitaciones, los mareos, las náuseas y el sudor frío.

Sin embargo, muchas personas no presentan síntomas hasta que sufren una complicación grave como un ataque cardíaco o un accidente cerebro vascular por lo que es sumamente importante . Por eso es importante realizarnos chequeos médicos periódicos y consultar al médico ante cualquier señal de alarma.

La presencia y el tipo de afección se puede diagnosticar mediante diferentes pruebas, como el electrocardiograma (ECG), que mide la actividad eléctrica del corazón; el ecocardiograma, que utiliza ondas sonoras para crear una imagen del corazón; la angiografía coronaria, que utiliza un tinte especial y rayos X para ver el interior de las arterias coronarias; o el cateterismo cardíaco, que introduce un tubo fino en una arteria para medir la presión y el flujo sanguíneo en el corazón.

El tratamiento de la enfermedad cardiovascular depende del tipo y la gravedad de la afección, con el objetivo de aliviar los síntomas, prevenir las complicaciones y mejorar la calidad de vida. Algunas de las opciones son el uso de medicamentos para mejorar el funcionamiento del corazón y los vasos sanguíneos; los procedimientos quirúrgicos para reparar o reemplazar las válvulas cardíacas dañadas o para colocar stents o bypass en las arterias obstruidas; los dispositivos implantables como los marcapasos o los desfibriladores para regular el ritmo cardíaco; o los trasplantes de corazón en casos extremos.

La enfermedad cardiovascular es una condición seria que requiere atención médica y seguimiento por lo que si tenemos algún factor de riesgo o sufrimos síntomas debemos consultar a nuestro médico lo antes posible.

La prevención como opción principal 

La prevención de las enfermedades cardiovasculares, como la de cualquier otra,  es una responsabilidad individual y colectiva. Las autoridades sanitarias deben promover políticas públicas que faciliten el acceso a una alimentación sana, a espacios para hacer ejercicio y a servicios de prevención y atención médica pero cada persona debe preocuparse y ocuparse de cuidar su corazón y su salud en general.

Estas son algunas de las medidas preventivas que se pueden tomar:

  1. Seguir una alimentación equilibrada y variada, rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado, frutos secos y aceite de oliva y evitar el consumo excesivo de sal, azúcar, grasas saturadas, alcohol y alimentos procesados.
  2. Practicar ejercicio físico regularmente, al menos 30 minutos al día, cinco días a la semana.
  3. Dejar de fumar o evitar el contacto con el humo del tabaco.
  4. Controlar periódicamente los niveles de presión arterial, colesterol y glucosa en sangre y en caso de tener valores alterados seguir el tratamiento médico indicado.
  5. Manejar el estrés y las emociones negativas pues el mismo puede provocar una elevación de la presión arterial y el ritmo cardíaco.

¿Cómo vivir con una enfermedad cardiovascular?

La enfermedad cardiovascular pueden tener un gran impacto en la calidad de vida de las personas que las padecen, así como en su esperanza de vida. Sin embargo, vivir con una enfermedad cardiovascular no significa renunciar a una vida plena y satisfactoria pues con el tratamiento adecuado, el seguimiento médico y la adopción de hábitos saludables, se puede mejorar la salud del corazón y prevenir complicaciones.

Llevar una dieta saludable para el corazón; seguir las indicaciones de su médico sobre la medicación, las pruebas y las consultas que debe realizar; practicar ejercicio físico regularmente, siempre adaptado a su condición y bajo supervisión médica; deje de fumar si es fumador; Controlar nuestra presión arterial, su colesterol y su glucosa en sangre; buscar apoyo emocional si nos sentimos triste, ansioso o deprimido; y aprender a reconocer los síntomas de alarma de un problema cardíaco son algunos de los consejos a tener en cuenta para convivir con una enfermedad cardiovascular.

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