Las caídas en los ancianos
«A un niño le lleva un año adquirir movimiento independiente, y diez años adquirir movilidad independiente. Una persona mayor puede perder ambas en un solo día». Bernard Isaacs.
Según la Organización Mundial de la Salud, una caída es la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al sujeto al suelo contra su voluntad y desde su propia altura. En el caso de los ancianos, las mismas representan un importante problema de salud pública mundial que tiende a agravarse con el envejecimiento poblacional.
En el caso de los ancianos, las mismas afectan la calidad de vida, la independencia y la mortalidad de este grupo poblacional. Según esta organización, cada año se producen 37,3 millones de caídas que requieren atención médica y provocan más de 600.000 muertes en el mundo por lo que se consideran la segunda causa de muerte por lesiones no intencionales, después de los accidentes de tráfico. Se calcula que entre el 28% y el 35% de las personas mayores de 65 años sufren al menos una caída al año, y que este porcentaje se eleva al 42% en los mayores de 70 años.
Sin embargo, las caídas en los ancianos no son ni inevitables ni una consecuencia normal del envejecimiento. y generalmente con una adecuada prevención y una atención integral se pueden reducir su incidencia y las consecuencias negativas para la salud y la calidad de vida de las personas mayores.
Factores de riesgo
Las caídas son un problema frecuente y grave en las personas mayores. Pueden provocar lesiones, discapacidad, pérdida de autonomía, e incluso la muerte, por lo que es importante conocer los factores de riesgo que las predisponen, los que se pueden clasificar en tres grupos: intrínsecos, extrínsecos y situacionales.
Los factores intrínsecos son aquellos que dependen de las características personales del anciano, como pueden ser el deterioro físico relacionado con la edad, las enfermedades crónicas o agudas, así como los trastornos del equilibrio, la visión, la audición o la marcha y el uso de medicamentos que pueden afectar al sistema nervioso central o cardiovascular.
Por otra parte, los factores extrínsecos están relacionados con el entorno físico y social, y con los peligros que ellos representan, como son los obstáculos en el camino, los suelos resbaladizos, la iluminación deficiente, el calzado inadecuado, la interacción con animales domésticos o el ingreso en residencias geriátricas.
Por último, los factores situacionales tienen que ver con la actividad que realiza el anciano en el momento de la caída, como puede ser correr al baño, levantarse de la cama o de una silla, subir o bajar escaleras, cargar objetos pesados o realizar tareas domésticas.
Cómo prevenirlas
En el caso de personas ancianas las caídas pueden afectar en mayor medida la calidad de vida, la independencia y la salud mental de los afectados por lo que resulta importante prevenirlas a partir de la observancia de una serie de medidas que abarcan su entorno y estado de salud, así como el ejercicio físico y la educación.
Se entiende por entorno físico el lugar donde vive y se mueve la persona mayo. Es fundamental que el mismo sea seguro, cómodo y adaptado a sus necesidades por lo que se recomienda:
- Eliminar los obstáculos y objetos sueltos del suelo, como alfombras, cables o juguetes.
- Colocar barras de apoyo y antideslizantes en el baño, la ducha y las escaleras.
- Utilizar alfombras antideslizantes en el baño y la cocina
- Asegurar una buena iluminación en todas las habitaciones y pasillos, especialmente por la noche.
- Usar calzado adecuado, que sea cómodo, firme y con suela antideslizante.
- Evitar el uso de escaleras o taburetes para alcanzar objetos altos.
- colocar los objetos de uso frecuente a una altura accesible.
- Utilizar ayudas técnicas adecuadas cuando sea necesario.
El estado de salud del anciano es otro factor que influye en el riesgo de caídas pues algunas condiciones médicas o enfermedades pueden afectar su equilibrio, la visión, la audición o la movilidad. Por ello resulta siempre importante:
- Fomentar el ejercicio físico regular, adaptado a las condiciones y preferencias de cada persona, que mejore la fuerza muscular, el equilibrio, la flexibilidad y la resistencia.
- Revisar periódicamente el estado de salud y los medicamentos que se toman, para detectar y tratar posibles problemas que puedan aumentar el riesgo de caer o dificultar la recuperación.
- Cuidar la alimentación y la hidratación, para evitar la desnutrición, la anemia o la deshidratación, que pueden afectar al rendimiento físico y mental.
- Controlar la visión y la audición, para corregir posibles déficits que puedan alterar la percepción del entorno o el equilibrio.
- Evitar el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias que puedan alterar el estado de alerta o la coordinación.
- Promover el ejercicio físico es una de las mejores formas de mejorar la fuerza muscular, la flexibilidad, el equilibrio y la resistencia, además de reducir el estrés, mejorar el ánimo y prevenir la depresión.
Finalmente, otro aspecto clave para evitar las caídas en ancianos y minimizar sus consecuencias es educar a las personas mayores y a sus cuidadores sobre las causas y las consecuencias de las caídas, así como sobre las medidas preventivas que se pueden adoptar. También es importante enseñarles cómo actuar en caso de sufrirla para evitar lesiones adicionales o complicaciones como el síndrome del inmovilizado.
¿Cómo actuar si te caes?
Lo primero que debes hacer es mantener la calma para poder evaluar objetivamente la situación.
Si estás consciente y no tienes ninguna lesión grave, intenta levantarte con cuidado. Para ello busca un punto de apoyo firme y estable, como una silla o una mesa. Coloca las manos sobre el punto de apoyo y gira el cuerpo hasta quedar sentado, luego, apoya los pies en el suelo y levántate lentamente con ayuda de las manos.
Si estás consciente, pero tienes alguna lesión grave o sospechas que puedes tenerla – como un golpe en la cabeza, un dolor intenso en alguna parte del cuerpo o una herida sangrante-, no intentes levantarte ni moverte. Pide ayuda a alguien cercano o llama al teléfono de emergencias. Mientras esperas a que llegue la ayuda, trata de mantenerte abrigado y tranquilo. Si tienes una herida sangrante, presiona sobre ella con un paño limpio para detener el sangrado.
Conclusiones
El manejo de las caídas en los ancianos requiere una intervención multidisciplinar e individualizada, que incluya una evaluación exhaustiva del riesgo de caer y de las posibles consecuencias, así como una prevención primaria (para evitar que se produzcan las caídas), secundaria (para minimizar el daño cuando se producen) y terciaria (para facilitar la recuperación y prevenir las complicaciones).