No siempre es aconsejable hacer ejercicio
Indudablemente el ejercicio físico es una de las mejores decisiones que podemos tomar para cuidar la salud física y mental y es además una de las formas más efectivas de mantener un peso corporal normal, así como prevenir varios tipos de enfermedades.
Sin embargo y aunque algunas personas creen que un simple resfriado no tiene por qué interrumpir los ejercicios que acostumbra a realizar en realidad pueden existir diversas circunstancias en las que puede no ser conveniente hacer ejercicio o disminuir su intensidad para que el organismo se pueda recuperar de manera más adecuada.
.¿Cuándo puede no ser conveniente hacer ejercicio?
Todos coincidimos que la realización de actividades físicas son positivas, además de necesarias. No obstante, existen situaciones en las que es mejor evitarlo para no sufrir reacciones indeseadas.
Sufrir fiebre
Los síntomas de fiebre, dolor y malestar general no son más que la respuesta de nuestro organismo y su sistema inmunitario ante la amenaza por la presencia de virus y bacterias. Cuando esto sucede, las posibilidades físicas disminuyen y puede no ser conveniente practicar ningún ejercicio.
Tener fiebre disminuye o elimina – de manera temporal – la función de los variados mecanismos de defensa lo cual conduce a un gasto extra de energía, además de que se ven afectadas funciones tan importantes como la regulación de la temperatura corporal o la conservación de líquidos.
En estos casos, entonces, es conveniente ahorrar las energías que necesita el cuerpo para luchar de forma apropiada contra la infección y evitar o disminuir los esfuerzos físicos
No dormir lo suficiente
Dormir menos de cinco horas al día es un hábito que puede acarrear graves consecuencias físicas y mentales para el organismo y aunque algunos de sus efectos pueden no manifestarse de inmediato, con el paso del tiempo se pueden desarrollar diversas enfermedades.
Esto se debe a que durante el sueño el organismo realiza diversos procesos de «reparación» y estabilización, lo que le permiten retomar más tarde su funcionamiento normal. En ese caso están los músculos.
A su vez, la falta de sueño debilita el sistema inmunitario y limita las fuerzas físicas, por lo que en estos casos no es apropiado sobrecargar el cuerpo con la práctica de ejercicios físicos. Dormir poco no solo disminuye el rendimiento durante el ejercicio, sino que aumenta la fatiga, el desequilibrio y la falta de coordinación.
Sin embargo y aunque parezca paradójico, en caso de insomnio crónico, el ejercicio ligero durante el día puede ayudar a mejorar el descanso en la noche.
Tener una lesión o herida
Las lesiones musculares o de cualquier tipo requieren de cuidados como parte de su tratamiento con la finalidad de evitar complicaciones. Si bien algunos expertos aconsejan realizar ejercicios de bajo impacto como complemento para una correcta recuperación, es siempre aconsejable en estos casos guardar reposo por unos días pues puede darse el caso que los movimientos de los tejidos lesionados imposibiliten su cicatrización. Es importante tener lo anterior en cuenta, sobre todo ante casos de fracturas, tendinitis, esguinces, contusiones y heridas abiertas.
Padecer de gastroenteritis
Durante la práctica de ejercicios físicos y aunque muchos no lo relacionan directamente, las afecciones del sistema digestivo afectan el rendimiento físico al provocar vómitos, diarrea y otros síntomas.
Para algunos, estos trastornos pueden no ser una razón para abandonar temporalmente sus entrenamientos pero siempre será importante darle al cuerpo un tiempo de reposo para su recuperación, ya que el movimiento excesivo y la pérdida de líquidos puede empeorar la enfermedad.
Estudios realizados han demostrado que el ejercicio intenso estimula la producción de ácidos gástricos lo cual empeora condiciones como la gastritis y las úlceras.
Padecer de una enfermedad crónica
Las personas que padezcan enfermedades crónicas como hipertensión o diabetes deben ser cuidadosas al planificar y realizar actividades físicas.
Estas y otras patologías similares alteran el funcionamiento de órganos muy importantes del cuerpo humano e implican un mayor gasto energético por lo que es sumamente importante prescindir de la realización de ejercicios físicos por lo menos hasta que el diagnóstico se confirme y se reciba un tratamiento para estabilizar los síntomas de la enfermedad.
Una vez que la enfermedad crónica esté controlada, un entrenamiento de bajo impacto resulta beneficioso para hacerles frente, tanto para el tratamiento como para la prevención de complicaciones.
Tener gripe o resfriado
Aunque puede que hayas oído que algunas posturas de yoga pueden ser beneficiosas para controlar los variados síntomas de la gripe y el resfriado. Lo cierto es que las actividades de alto impacto, como el ejercicio cardiovascular, pueden empeorar los síntomas, incluso cuando se dan en forma leve.
Como vimos más arriba la transpiración, la pérdida de líquidos y el frío disminuyen la respuesta , dejando el cuerpo más expuesto a los diferentes virus que nos rodean por lo que resulta aconsejable suspender los ejercicios físicos en estos casos por algunos días y darle al organismo tiempo de recuperarse.
Se recomienda esperar a que desaparezca la fiebre y el dolor muscular para retomar los entrenamientos y que las primeras sesiones deberían ser menos intensas que lo habitual.
Después de haber hecho esfuerzos físicos
No siempre es necesario acudir a un gimnasio para ejercitar el cuerpo. En ocasiones, se pueden llevar a cabo actividades que, sin que lo notes, ejerciten los músculos y todos los sistemas que conforman el organismo.
Levantar cajas pesadas, mover muebles e incluso hacer las tareas de limpieza implican un esfuerzo físico que se debe tener en cuenta pues hacer más ejercicio después de este tipo de actividades aumenta el riesgo de lesiones musculares o articulares por un sobre uso.
No exigir de más
Finalmente, aunque el ejercicio sea una práctica muy beneficiosa para la salud, es primordial saber en qué situaciones debemos evitarlo. No debemos exigir al cuerpo más de lo que puede sanamente darnos y estar consciente, además, que nuestro organismo no siempre está en condiciones de rendir al máximo.
En última instancia, sigue siempre y sin chistar lo que el médico te aconseje y cuando te diga que debes guardar reposo por un tiempo, simplemente hazlo.