Qué hacer en caso de un accidente por arma

¿Qué son los primeros auxilios?

 Son la primera ayuda que recibirá alguien que haya sufrido un accidente o se encuentre enfermo por hasta la llegada de expertos facultativos. Todos queremos ayudar en estos casos. pero es imprescindible recordar que sin un mínimo de capacitación en primeros auxilios, no es recomendable actuar y en no pocas ocasiones  una inadecuada intervención puede terminar de manera fatal para herido y auxiliador

Lo más fundamental es no intentar mover al auxiliado por nuestros medios, a no ser que sea absolutamente necesario para su seguridad  o que la situación sea leve y consideremos que no produciremos un mal mayor como por ejemplo las quemaduras o golpes producidos ante la rotura de un arma

¿Qué hacer con el accidentado?

 Por varias razones  la primera medida de atención será acompañar al accidentado; no dejarlo solo a no ser imprescindible y le damos aliento. Primero porque conservando nosotros la calma ayudamos a dar seguridad al auxiliado, segundo para no permitir a los curiosos acercarse a molestar y entorpecer la situación y por último, para poder evaluar contantemente el estado de salud del herido mientras esperamos la llegada de los profesionales.

Cuando el accidentado esté inconsciente debemos colocarlo de costado para evitar que se ahogue con su propia lengua o con posibles vómitos, pero si ladeamos su cabeza hacia un lateral lograremos el mismo efecto preventivo.

Si la persona palidece puede ser síntoma de poca circulación sanguínea hacia su cerebro, por lo que trataremos de mantener esta parte del cuerpo más baja para que este órgano  reciba una buena circulación de sangre, y en el caso de presentar el rostro enrojecido, tendremos que hacer lo contrario. Hay que recordar que las secuelas en el cerebro son irreversibles, por lo que esta simple maniobra podría impedir un mal mayor.

La verificación de los signos vitales nos puede ayudar a mantener al accidentado en un estado de salud estable. Vigilar la respiración es muy importante ya que cualquier fallo puede derivar en un paro cardiorrespiratorio por lo que en caso de producirse deberemos comprobar si el herido respira poniendo el rostro sobre su nariz para sentir si exhala, así como viendo el movimiento de su tórax o colocando el dedo índice sobre la tráquea o la muñeca para conocer su pulso. Un pulso normal en un adulto ronda las 60 pulsaciones por minuto.

En caso de un paro cardiorrespiratorio tendremos que utilizar técnicas de reanimación aplicando masajes en el tórax para estimular los músculos del corazón y/o respiración boca-boca para llenar los pulmones de aire. 

¿Cómo contener una hemorragia? ¿Debemos usar un torniquete o no?

 En actividades relacionadas con armas de fuego puede suceder que alguien reciba un disparo y en una situación así seguramente no estaremos totalmente capacitados y tampoco dispondremos de los medios para enfrentarnos a un problema semejante por lo que, lo primero que hay que hacer es solicitar auxilio profesional y mientras ella llega enfocarnos en contener la hemorragia, así como limpiar y aislar del medio la herida. Si la hemorragia es importante hay que mantener al herido acostado y su cuerpo caliente, así como, descubrirla si la herida está bajo alguna ropa.

Las hemorragias pueden clasificarse como interna, externa y mixta y en todos los casos  será fundamental detenerla aplicando las siguientes medidas:

Las maneras de detener una hemorragia pueden ser:

  1. por compresión directa sobre la herida con un apósito o pañuelo;
  2. por presión indirecta, presionando con la mano y los dedos el torniquete o vendaje;
  3. por torniquete, el cual se aplicará lo más cerca posible de la herida, colocando un apósito sobre la misma y sujetándolo con un vendaje para luego cruzar cualquier objeto para retorcer el apósito ejerciendo presión la que se aflojará en adultos cada 15 minutos y cada 7 minutos en menores.

Los puntos de presión idóneos de una arteria principal se encuentran sobre una superficie ósea para de esta manera comprimir la arteria contra ella, interrumpiendo así el flujo sanguíneo. Por último, cuando apliquemos un apósito para frenar el sangrado, no deberemos reemplazar el empapado por otro limpio, sino que siempre aplicaremos uno sobre otro.

Finalmente dos cosas más a tener en cuenta: En los casos de heridas por arma blanca u otro objeto punzante, nunca debemos intentar extraer el objeto por nuestra cuenta; y como norma general, no dar de beber al herido.

¿Qué hacer ante la pérdida del conocimiento?

 El desfallecimiento es una pérdida incompleta del conocimiento en el cual la víctima presenta malestar general, sudoración fría, mareos y pérdida de estabilidad.

En esta circunstancia colocaremos al auxiliado sentado, poniendo la cabeza contra sus piernas, o bien lo acostaremos con la cabeza más baja que el cuerpo, elevando sus piernas y masajeando sus pies. Así, lograremos una buena irrigación sanguínea hacia el cerebro. El desmayo o lipotimia puede sobrevenir después del estado anterior o de forma espontánea, aplicando las mismas actuaciones que para el desfallecimiento.

El estado de shock es casi siempre postraumático como consecuencia, por lo general, de fuertes dolores, grandes pérdidas de sangre, o deshidratación y cuando esto sucede, todas las funciones del organismo sufren una depresión que hace que las funciones orgánicas disminuyen o cesen de manera parcial.

Los síntomas que presenta una persona en shock son: palidez en cara, mucosas y extremidades. Sudoración fría, pulso débil y rápido (pudiendo ser imperceptible), respiración irregular y superficial, apatía y frio. En este caso se actuará como anteriormente se mencionó y trataremos  de que sea atendido de forma inmediata.

¿Qué otras heridas o lesiones puede causar un arma?

 Los gases despedidos de la deflagración de la pólvora o iniciadores que fueron perforados y que hacen contacto son rostros y no cubiertos o manos y brazos pueden producir  heridas leves como quemaduras. Cuando surja una ampolla, no deberemos nunca reventarla y recurrir al médico para seguir sus indicaciones.

En caso de que un objeto extraño ingrese en los ojos (partículas de latón, pólvora, plomo, etc.), es importante no intentar sacarlo. Debemos solamente proteger el ojo con un vendaje que no produzca presión y en caso de sufrir un golpe, aplicar hielo o un objeto frío.

Las lesiones en el oído son otra constante en el caso de las armas de fuego. Son complejas y muchas veces ocurren por no disponer el accidentado de protección adecuada. En estos casos, sea la lesión grave o leve,  se debe recurrir a un especialista para que evalúe el daño e indique el tratamiento a seguir.  En caso de sufrir una hemorragia de oído, nunca tapar o intentar detenerla.

Finalmente….. no debemos olvidar que lo más importante será siempre la prevención. Muchos accidentes ocurren simplemente por no seguir las precauciones de seguridad.

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